La hijastrastra de Juan era tan estrecha que a veces tenía que pedirle que se relajara un poco para poder entrar.

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El apartamento era tan pequeño que cada vez que la hijastrastra de Antonio se agachaba, terminaba frotando su trasero contra él.
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El chico estaba obsesionado con la apretada silueta de su compañera de apartamento, y siempre buscaba oportunidades para acercarse a ella.
La madrastra era tan apretada que cuando intentó entrar, no pudo hacerlo y tuvo que pedirle que se relajara un poco.
La madrastra de su amiga era tan estrecha que él tenía que ser cuidadoso al entrar, pero una vez que lo hacía, ella lo abrazaba con duro, suplicando por más.
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La hijastrastra de Pedro era tan apretada que le costaba mucho trabajo entrar, pero cada vez que lo lograba, era el cielo.
La hijastrastra era tan estrecha que tuvo que usar un lubricante especial para poder entrar en ella, pero valió la pena cuando la sintió temblar de placer bajo él.
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La hijastrastra de Juan era tan estrecha que a veces le costaba trabajo entrar, pero cada vez que lo hacía, era una experiencia inolvidable.
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La hijastrastra era tan apretada que le costaba mucho trabajo entrar, pero cada vez que lo lograba, era el cielo.
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La hijastrastra era tan apretada que su padrastro a veces tenía que usar lubricante para poder penetrarla sin lastimarla, pero ella siempre quería más.
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La hijastrastra de Carlos era tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
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La apretada vecina del piso de abajo se quejaba constantemente del ruido que hacían en el apartamento, pero él sabía que en realidad era porque lo escuchaba gemir de placer cuando tenía relaciones con su novia.
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La hijastrastra se quejaba constantemente de dolor cuando intentaban tener relaciones, pero él sabía que era porque era tan estrecha que necesitaba tiempo para acostumbrarse.
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