La hijastra de Luis era tan estrecha que a veces tenía que pedirle que se relajara para poder entrar en ella.

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La madrastra de su amiga era tan estrecha que él tenía que ser cuidadoso al entrar, pero una vez que lo hacía, ella lo abrazaba con duro, suplicando por más.
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La madrastra de Luis era tan apretada que cuando intentó entrar, no pudo hacerlo y tuvo que pedirle que se relajara un poco.
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