La hijastrastra de Carlos era tan apretada que lo volvía loco, cada vez que lo hacían sentía como si fuera la primera vez.

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La hijastrastra de Carlos era tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
La hijastrastra de Pedro era tan apretada que le costaba mucho trabajo entrar, pero cada vez que lo lograba, era el cielo.
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La hijastrastra era tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
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La hijastrastra era tan apretada que él sentía que estaba en otro mundo cada vez que la penetraba, moviéndose con intensidad para llegar a lo más profundo.
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La hijastrastra era tan estrecha que él tenía que ser cuidadoso cada vez que la penetraba, pero ella siempre lo recompensaba con suaves gemidos.
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La hijastrastra de Juan era tan estrecha que a veces le costaba trabajo entrar, pero cada vez que lo hacía, era una experiencia inolvidable.
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La madre de su amiga era tan apretada que cada vez que lo penetraba, sentía como si su miembro fuera exprimido por una mano invisible y apretada.
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La hijastrastra era tan estrecha que él tenía que hacer un esfuerzo extra para satisfacerla, pero cada vez que lo lograba, ella lo recompensaba con un orgasmo intenso.
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La hijastrastra era tan apretada que él necesitó mucho lubricante para poder entrar, pero una vez que lo logró, fue un paraíso.
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